Esta galería de autores contemporáneos se creo en 2004

domingo, junio 11, 2006

:::: Capoeira

Virginia Hernández Reta (México)

La mujer se acomoda en el camastro siguiendo al sol. En ese instante, descubre al negro. Deja la bebida en la arena, cruza las piernas y lo observa con detenimiento a través de los lentes oscuros.
Recorre el cuello ancho del hombre, los brazos exageradamente largos, la línea marcada que separa su espalda en dos fuertes tablas. Sigue con la mirada la curva que se pierde en el pantalón y que, sin embargo, deja ver el nacimiento de unas nalgas contundentes. La fuerza inaudita de la raza la deja perpleja y piensa que un cuerpo tan hermoso sólo puede lucir así en negro.
El hombre voltea y mira sin expresión los lentes oscuros de la mujer. Ella sonríe tan levemente como si contemplara el mar. Él, al contrario, sabe que lo observa. Por eso camina cadencioso por la arena y, de súbito, se para de manos con un movimiento rápido. Luego se sostiene en un brazo y lanza las piernas hacia un lado, rozando el aire con ritmo, en un giro tradicional de la capoeira.
La mujer sonríe de manera franca, cruza los brazos atrás de la cabeza y lo mira con descaro. El negro sabe que tiene toda su atención. Danza un poco más, abre las piernas hasta que sus muslos duros tocan la arena, camina de manos, se mueve con maestría entre la espuma. La mujer observa con delicia los músculos del hombre que se tensan al compás de la suave lucha, la extraña danza.
El negro, en un exceso de confianza, se tira al mar y con él baila. Sacude la cabeza y mil gotas se disparan en una aureola iluminada. La mujer le pertenece. Sonríe. Ya era hora que una blanca fuera esclava de un negro. De repente, ella desvía la mirada. Ha tenido una sensación extraña e intuye que el hombre, tal como sus bisabuelos y tatarabuelos, se ha convertido en un cautivo de nuevo.
El negro no ha acabado de salir del agua cuando la mujer se levanta, gira el camastro y le da la espalda. Respira, aliviada, pensando que ha librado al hombre del terrible peso de su admiración. Atrás, entre las olas, el negro no sabe qué hacer con esa repentina libertad.
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1 comentario:

Daniel Sumalavia dijo...

Me gusto tu relato, el juego del final, ese final no definido, me gustó.

Y sobre la capoeira... es un arte increible, cargado de un peso enorme de tradición y cultura.

Saludos desde Lima - Perú

Daniel S

www.todocapoeira.blogspot.com