Esta galería de autores contemporáneos se creo en 2004

jueves, noviembre 25, 2010

lunes, noviembre 22, 2010

:::: El ángel

Marcial Fernández

Creíamos que había muerto, pero abrió los ojos. Su mirada fue de sorpresa y emanaba un sentimiento tan dulce que estremecía el alma. A los tres días la espalda se le cubrió de plumas negras, grises, cafés y, conforme pasaba el tiempo, blancas, espléndidas, largas. Una mañana, en vez de brazos, amaneció con un par de alas. Todo su cuerpo se transformaba: si bien antes era un joven callado, ahora parecía haber perdido el habla. También sus facciones se suavizaron. Dejó de ser hombre y no se podía decir que fuera mujer. Ganó en altura, en belleza. Cuando no tuvimos dudas sobre su nueva condición, lo vendimos a un circo. Nos dieron más dinero del que esperábamos.

miércoles, noviembre 10, 2010

:::: El chino chupiro (tragicomedia chafa)

Alfonso Pedraza (el Doc.)
—¡Chíspate chino que viene la chota! —cuchichea Chente.
El chino, chamaco chimuelo, machuca sus mechas con una cachucha chorreada como sus cachetes. Chamarra y huaraches que están pa´chillar. Es chupiro de banda que atraca por Chapultepec.
El Chente es chilango, un chef que chambea en la charcutería “El lechón choncho”. Chaleco chapeado de chaquira y choclos de charol. Es cuate del chino desde que lo cachó, de pura chiripa, chupando su chemo en una casucha de Chimalhuacán. No quiere que el chino se chingue el pulmón y le dice:
—Vuelve a la chinampa. Ponte a talachear. Allá en Xochimilco te esperan tu choza y los chongos de Chayo, esa chalupera que te afloja el chon, entre chuparrosas y cempasúchil en flor. Comerás chilaquiles, chayotes con chícharos, chichicuilotitos y cachos de amor.
Y el chino muy chispas —ya chole, mi chente. Mi abuelo muy chocho, teporocho el pá y sin lancha pa’ cachar la trucha. Mi madre chupada, sin leche en las chichis pa’ criar ocho chilpayates que chillan como cochinitos que van a achicharronear, lucha noche a noche matando las chinches que invaden su chal. Es mucho tu choro mi chente, déjame en la chorcha, pásame la bacha, déjame chemear.
El chino se marcha. Chente se queda chato, con dolor de choya y piensa —esta nochebuena ¿pa’ qué he de rezar?

viernes, noviembre 05, 2010

¿Víctima del consumismo o consumo de la víctima?

¿víctima del consumismo o consumo de la víctima?
Fotografía de Amélie Olaiz

:::: As seen on TV

Nadir Chacín

Si por mí fuera le dejo planita su pinche cabeza. Sí: golpear duro hasta ver sangre. A pesar de mí resulta que su cabeza ya es plana como la mesa de la TV… aplanar una mesa no tiene chiste. Pienso más. Arranco sus ojos con una pinza… corto su miembro a lo Lorena Bobbitt… finjo un orgasmo y al terminar aquello le suelto la neta con tono irónico: ¡pinche güey, ya ni puedes!
Nada me satisface. Una vez más: su prometido adiós. Yo en mi casa sin José. Puras mentiras. ¿Y mi TV de plasma?
No así. No. Estrategias poco efectivas. José hace rato que no mira ni piensa ni siente. Cómo hacerle daño a un ser tan ¿plástico?
Veo mi programa favorito, el tal Detective con F de Fierro, LLAME YA.
Ring.
—Averiguar el punto débil de José. Eso me urge, señor Fierro.
Fierro sigue día y noche a José, mientras yo le doy dinero y dinero. Camioneta negra tiene, claro, vidrios polarizados.
Martes, 8:30 am. Fierro toma las primeras fotos. 1. José con SU María viendo TV. Alerta: inútil cuarto conyugal. 2. Su estúpida María que lo despide en la puerta de su casa y se va a ver la telenovela. Alerta: mujer tonta en sala. 3. Su María haciendo la compra de lentes ojos de águila. Alerta: mujer ciega que verá… qué verá.
Mierda a la 1, mierda a las 2, mierda. Maldita sea.
José que sale el miércoles rumbo al canal de televisión. Entrevistas, fotos y preguntas de más entrevistados. Entran, salen.
¿Buena, mi pinche idea de las fotos? De la chingada, pero qué más da. Algún punto ha de tener el cabrón, algo que le duela, que lo mate… de dolor.
Noche del miércoles a su taller de periodismo, risas, de vuelta a su casa… sí, seguro ve Doctor House. El consentido de SU María. Ashh.
Jueves. Noche. Pinche José otra vez en TV como todos los jueves.
Entrevista a un psicoanalista famoso sobre la pasión. En vivo y en directo los comentarios de José oportunos, bien fundamentados. Mierda plástica. Su cabeza se ve más plana en mi todavía pantalla chica. ¿Y mi TV de plasma? Más mentiras.
Me lleva la chingada. La TV de plasma de SU casa, mañana me la da porque me la da. SU plasma es MI casa. No José, no María. Mío.
Yo pierdo, José pierde. Estamos “enamoraditos”. Ashhh.
Lo del video-orgasmo tal vez sí sirva. ¡Dios ssssí ah, ssssssssí no, no, ah!
Viernes. Mi casa, nosotros y el supuesto adiós definitivo. El prometido. Los adiós no tienen fecha.
(A veces sí.)
Esperar a José ensangrentada y casi muerta sobre mi cama. Suena fuerte, pero no podré ver su reacción. ¿Le dolerá verme muerta? Nada le duele, ¿o sí? Mejor el Acto, sí. Necesito más de Fierro. Que se luzca. Ring.
Otra vez 60$ el minuto.
Fierro instala cámaras en cada esquina de mi cuarto. Es un experto. ¡No son mamadas! Para mamadas sólo las mías. Luego dicen que son chafas los que se anuncian en los infomerciales: babosadas.
—Esperaré en la otra habitación. Todo saldrá bien. ¡Un video! Buena venganza por no apreciarla a usted, señorita.
—Claro, señor Fierro. Muy claro.
Arriba. José llega a mi casa. Mejor… José ARRIBA luego yo arriba. Dos de mis orgasmos fingidos para MI video. Una estocada a su maldita familia formal. Me CAGO en todas las familias. Su María me vale. Yo ni la conozco.
José se va. Mi casa ya está completa. Yo más. Sola finalmente.
—Al fin solos, querido.
Yo y el video, CHINGAO, qué momento. Yo disfrutando la escena recién grabada. La cabeza de José sigue plana en mi video, pero todo es maravilloso. Allí en el fondo de la imagen se ve mi Gran plasma mío, decorando mi súper casa. No todo es mentira. Los sueños sí se vuelven realidad. Apago el DVD. Veo el noticiario, click, noticiario, click, más noticiarios.
Escoger meticulosamente el sobre que contendrá el videovenganza. Me gana el color rojo. Dárselo a Fierro.
Fierro en el buzón de la casa de María y preparado, nuevamente, para sus clicks acostumbrados. Ring.
—Espero más fotos o videos, señor Fierro. Tengo que saber. Tome fotos, videos, lo que sea.
—Como usted mande, señorita. No se preocupe. Sabrá de mí.
10:30 pm. LA noche. María aguarda a José en la alcoba. Colonia Del Valle. Piso tres, depto 3. Tres. Tres.
Sobre rojo, qué idea tan buena. Rojo como cuando José está dentro de mí. Seguro lo veo triste el próximo jueves en la TV. ¿Ya habrá entrado? ¿Habrán visto el video?
Día siguiente.
Fotos realmente rojas me dejó Fierro en mi buzón y desapareció. Ring sin fondo. Nadie contestaba su celular. Contemplé cada imagen. Claro, hice zapping de fotos. Los adiós me laten.
La mujer de José hace rato tampoco miraba, no pensaba ni sentía pero igual lo mató esa noche de un solo batazo. Comprar un bate no fue buena idea, “amado” José. Allí estaba José en cada foto, las diferentes formas de su cabeza plana, plana muy muerta y plana. Su muerte no tuvo audiencia ni raiting alto como su pinche programa. Sólo estaba José en esas fotos, contenido allí. Como un hombre cualquiera. Como nosotras las Sin Rostro. Yo también lo hubiera matado, la neta. José plano. Su infidelidad conmigo no le pareció tan grave a su esposa María, pero regalarme SU plasma…