Ponciano Palacios
Claramente vi surgir a aquella pulga por debajo del puño de la camisa mientras intentaba revisar mi tesis doctoral sobre patrones de conducta. Se detuvo un momento, observó a su alrededor, dio un salto describiendo una parábola perfecta y se perdió entre las letras en la pantalla de la computadora. La perseguí inútilmente por los reglones y páginas tratando de pillarla con el cursor, hasta que desistí. Ya la encontraría después y me haría cargo de ella. En el quinto capítulo la hallé, divertidísima, deslizándose por la pendiente de una línea y saltando una curva elástica, mientras un conjunto de números, primos todos ellos, le aplaudían. Tal era el espectáculo, que me sumé al festejo.
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