Rossi Blengio
Desde las tinieblas
he descendido a las alturas
con asombrosa sencillez.
Tantos pasajeros me aturden.
Me escondo del espejo,
no hay lucidez…
Alguien me sigue.
Salto a una pálida luna
le devoro
masoquista y feroz
su resplandor
y me enveneno.
Recorro las imágenes,
no puedo escapar.
En un rayo de luna
vago en la eternidad.
No hay nadie atrás.
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