adrián román
llueve.
ayer vinieron los reyes magos.
cielo de nubes blancas
grises
plateadas.
contemplan calles
gente
periódicos húmedos.
gotas resbalan por los parabrisas.
es posible que alguna otra tarde
me esperes donde se espera el trolebús.
sonreirás alborotando tu mata azabache.
el agua baja
acaricia a las mujeres
a las hermosas, a las feas
los árboles y las coladeras
la lluvia cae despacio
casi en silencio
como la presencia de un perro
sobre camiones
bicis mañaneras
tamaleros
señoras guapas
que manejan camionetotas.
donde estés, el sol o el frío
se acurrucan junto a ti
te lamen la mano.
lamen tu rostro despertando
tu
risa
tu
sudor.
la bestia descortés
(que avanzaba a zancadas entre tus piernas)
hoy está apachurrada, sola.
esperamos que de pronto brotes
desde el reflejo de los árboles
los restos de la lluvia
o que aparezcas con el vapor de los tacos
quisiéramos
esta bestia y yo
que algo tuyo tuvieran
los perros que se mojan
los odiosos gatos.
a esta hora
niñas descubren el sexo
con otras niñas
mientras sus madres hacen cualquier cosa.
los ancianos hablan con las plantas
y sopean el pan hasta que se desbarata.
señoras cachondas se aguantan las ganas
mientras miran el árbol de navidad.
la lluvia resbala por la piel carcomida
de los bóilers chamuscados
en el atole
los cigarros
y atraviesa el vapor
que a todos nos sale por la boca
nos hace parecer escuetas locomotoras
que avanzan a pesar del frío.
cuelgan calzones esperando
secarse para mañana
en las tiendas siguen las ofertas
y en los hogares nacimientos.
escucho tu nombre acurrucado entre mi voz
escucho a la vecina que barre
el agua estancada en su puerta.
el ronroneo de los tráileres
ha dejado de ser arrullador.
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