Carlos de Bella
A: DAKY
— ¡Pedro!
—Sí Altísimo, aquí estoy.
—Que me ha salido una callosidad en este dedo y me molesta al caminar, llama a un pedicuro.
—Sí Altísimo—contesta Pedro y se afana en el computador buscando en los listados de “Profesiones y Oficios”; lentamente comienza a palidecer.
—Altísimo, lamentablemente no tenemos ningún pedicuro entre las huestes celestiales.
— ¿Y donde están?
—Pues... en el Infierno.
—Bien, llama a Lucifer y que nos envíe uno.
El Señor ya un poco molesto por la ineficiencia de gestión de sus huestes, ve a Pedro hablar por el teléfono rojo, gesticular y mover la cabeza. Al rato regresa.
—Altísimo, dice Lucifer que los seis pedicuros que tiene allí están muy ocupados en la tarea de arrancar uñas con tenazas ardientes y tienen turnos rotativos comprometidos hasta el 2005. No enviará a nadie salvo que... reciba algo a cambio—dijo Pedro bajando a cada momento la voz hasta quedar en murmullo.
— ¿Queeeeeeeeeeé?—tronó la voz del Señor
—... algo a cambio—repitió Pedro en tono inaudible.
— ¡Olvídalo!
—Sí Altísimo, sí Altísimo.
Pedro miraba al Señor moviendo su cabeza de un lado hacia otro y le oía refunfuñar pero no entendía que decía, tras un largo rato y como acto de su infinito amor para con él, se animó y le dirigió la palabra.
—Altísimo ¿porque no ordenáis que la callosidad desaparezca?
— ¿No crees tú que ello sería omnipotencia?
Pedro dudó un instante y rápidamente contestó
—Altísimo, si ello fuera para curar un enfermo se diría que fue palabra de Dios.
—Bien, entonces haré como tú dices.
Él alzó su dedo índice, dijo las palabras necesarias, se oyó un trueno y a continuación los ángeles cantaron la Gloria del Señor.
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