José T. Espinoza Jácome
Eran las fiestas de carnaval en Río. Soy general y desempeñaba entonces una labor de inteligencia en la Operación Masacre para un país cuyo nombre he olvidado.
Ahí la conocí, tierna dulce, sensual. Bailé bossa nova lo mejor que pude. Ella me arrebató de inmediato. Danzaba mejor que Carmen Miranda y canturreaba.
—Papá yo quiero… – fue zureando durante todo el camino al hotel. La desnudé en la penumbra porque así lo quiso. Cuando la deshice de las bragas, la colisión casi me desmaya. Descubrir su miembro viril enhiesto se impuso tanto que sustraje una daga de la bota y se la hundí mil veces en el pecho. Todavía alcanzó a farfullar:
—Te amo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario